El prestigio de LaLiga crece y crece
Magnífica la sensibilidad del Villarreal al recibir al Liverpool con ese tifo en homenaje a las víctimas de Hillsborough. Para la gente de Liverpool en general, y para los familiares de las víctimas en particular, aquello fue una tragedia agravada después por una humillación. Una especie de sucio consenso de altura entre autoridades y medios derivó la culpa de lo sucedido a las propias víctimas. La reciente sentencia ha sido una reparación. Y este gesto del Villarreal ha sido un abrazo de gente del fútbol a gente del fútbol. Magnífico. Y como lo cortés no quita lo valiente, luego le ganó el partido.
Ese 1-0 en El Madrigal vino acompañado del 2-2 del Sevilla en Lviv. Son, como los del Madrid y el Atlético en la Champions, no aseguran el pase, pero menos lo aseguran aún a los rivales. Un 1-0 en casa en la ida vale en el 61% de las ocasiones. Un 0-0 fuera en la ida sirve para pasar en un 65% de veces; y un 2-2, como el del Sevilla, en el 79%. De manera que, uno y uno dos, no es descabellado soñar con dos finales europeas, la de Basilea y la de Milán. Mientras llega eso o llega el desengaño, podemos sentirnos satisfechos de que nuestros cuatro equipos estén donde están. Prestigio para LaLiga.
Prestigio que incrementa este final. Esta tarde, de nuevo, tres partidos consecutivos, enlazados, para vivirlos con pasión. El Madrid, metido en su embrollo médico, no va a tener más remedio que arriesgar a Bale en Anoeta, porque la Liga aún es un objetivo. El Atlético apenas se habrá repuesto del terrible esfuerzo del miércoles, que habrá de repetir la semana que viene, cuando se enfrente a ese Rayo que le hizo pasar un mal trago al Madrid. El Barça pasará una tarde de tele y radio hasta saltar al campo del Betis con la muerte en los talones si ganan los madrileños. El mundo les mira. Otra gran jornada.