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Al Madrid, en versión Camp Nou y con Pepe imperial, se le escapó vivo el City

El Madrid, un equipo de orden. El Madrid trabajó el partido, pareció dormirlo o dormirse durante 60 minutos, pero en realidad Zidane había decidido que debían clonar la táctica del Camp Nou, la que cambió todo el aire en el Madrid y en el madridismo. La obsesión por no repetir el gatillazo de Wolfsburgo o los veinte minutos de Vallecas le empujaron. El equipo blanco mereció ganar porque, cuando el City empezó a bajar los brazos, emergió el equipo blanco con la fuerza de Carvajal, la ilusión de Jesé y Lucas, la jerarquía de Bale y el dominio del balón parado. Un larguero, un paradón de Hart a bocajarro y un remate de Casemiro que debieron cambiar la historia de esta semifinal. Era el Madrid del Camp Nou.

La orfandad de Cristiano. Algunos madridistas se echaron las manos a la cabeza cuando se enteraron de que Cristiano Ronaldo se caía de la convocatoria. No se explican cómo osó forzar contra el Villarreal con el partido ya resuelto y con estas semifinales a la vuelta de la esquina. No les falta razón, pero deben saber que Cristiano ha disputado muchos partidos en el Madrid estando más que tocado. Si no fuera así, no marcaría cincuenta goles por temporada. Lo increíble es que a lo de CR se juntase lo de Benzema, que saltó al campo sin estar bien, lo notó él y, sobre todo, el ataque blanco que no existió en el primer tiempo.

El partidazo de Pepe. Merecía haber coronado su mejor actuación, desde que viste la camiseta del Real Madrid, con el gol que repelió Joe Hart, porque Pepe quiso dejar claro que un portugués siempre tiene que ser el mejor del equipo blanco. Su exhibición defensiva fue sublime, minimizó al Kun hasta su expresión más vulgar y estuvo enorme en todas las suertes que definen a un gran central: la anticipación, el cruce, la salida de balón y, sobre todo, la jerarquía. Con Ramos en versión menor, el luso fue un mariscal de campo.

Pellegrini estará contento. La imagen de su equipo no fue la mejor, pero no encajar en tu campo en la Champions siempre abre un abanico de oportunidades interesante. El City, que tiene más dinero que historia en Europa, jugó su rol de equipo inferior. La baja de Silva difuminó su creación y solo despuntó por los destellos de un buen De Bruyne. Su temido ataque no fue tal y su defensa aguantó lo que los pulmones de Fernando y Fernandinho. El chileno estará dando palmas con las orejas.