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¿Y qué hace el resto de España?

Esta final de Copa del Rey batirá todos nuestros registros. Será una gran fiesta vallisoletana, a la que se sumarán muchos llegados desde otros puntos del país. Pero es eso, una fiesta pucelana. Porque el rugby en España sigue siendo amateur y ha hecho falta que lleguen a la final de Copa los dos equipos de Valladolid, la ciudad donde más y mejor se lleva cuidando el rugby desde la base, para despertar la ilusión oval al punto de que hasta Felipe VI acuda a la cita. El resto de España bien podía tomar nota porque no tiene Valladolid nada especial que no tengan otras ciudades similares o las grandes capitales. La máxima categoría está liderarada por ambas escuadras, el VRAC y el Salvador, y el resto, salvo la mancha vasca, está muy diseminada.

La Federación mira casi en la distancia. Bastante tiene con sanear sus cuentas de los errores del pasado y sacar adelante los proyectos de sus selecciones: Preolímpicos o Mundial de XV en 2019. Es un triunfo de Valladolid, una ciudad a la que todos envidiamos. Porque no se trata sólo de invertir, sino de sembrar. El auge del rugby no es nuevo en Pucela. El resto del país está a años luz y debe hacer algo si no quieren descolgarse (como pasa en Escocia o Italia con dos franquicias en el Pro12 y una liga propia menor). Por cierto, ¿qué más hace falta para que RTVE emita en directo un partido de rugby en España? La pagamos todos. Y ni con 26.500 almas y el Rey en el palco... Y luego habrá quien exija comparar nuestro rugby con lo que ocurre en otros países.