Míster Champions

El Madrid es Cristiano. El portugués lo hizo todo: marcó, mandó, corrió y no cesó en el empeño hasta que no vio a su equipo remontar la eliminatoria. Su exhibición ante el Wolfsburgo ya perdurará para siempre en la retina de los madridistas y en la épica de este club en la máxima competición continental. Algunos descreídos le seguirán criticando su voracidad independientemente del reto o el rival al que se enfrente, pero precisamente esa cualidad es la que hace del portugués un futbolista de leyenda. Sin ser canterano lleva hasta el límite la filosofía impresa en el escudo de este club: el esfuerzo es lo único que no se negocia. Con el bolsillo a reventar y un museo lleno de trofeos, no entiende ningún partido como un trámite.

Lo que algunos le critican es su sello: dejarse el alma siempre sin regatear ni una gota de sudor ni un ápice de esfuerzo. Cristiano es el Madrid y sólo los envidiosos e ignorantes no son capaces de verlo y reconocérselo.