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El curioso caso de los defensores que olvidan defender

Durante la formación, los aprendices de futbolista que tienen como principal tarea defender son instruidos para convivir con el error y sus consecuencias. Se trata más de un aspecto psicológico antes que deportivo, vencer el miedo a que la derrota de tu equipo se resuma señalándote a ti.

Pero en el actual punto evolutivo en que se encuentra el fútbol, asistimos al nacimiento de defensores que no sólo superaron pronto ese miedo sino que le han dado la vuelta, perdiéndole el respeto a la responsabilidad inherente al oficio de proteger tu portería. Algunos equipos acuden al mercado para fichar a un defensor preguntando si sabe asociarse bien con balón antes de si sabe defender. Se olvida a menudo que un estilo como el del Barcelona es ejemplo no sólo de dominio de la posesión, sino también de efectividad defensiva.

El paradigma de este defensa posmoderno es el brasileño David Luiz (PSG), de quien se pueden preparar dos vídeos opuestos para resumir su carrera. En uno veríamos a Beckenbauer renacido, con jerarquía en el juego. En otro veríamos un sinfín de groseros errores en la marca, pérdidas de balón absurdas, malas lecturas del contraataque rival, desaciertos a la hora de perfilarse… Todos, elementos que saben resolver muchos jugadores desde juveniles. Aunque está claro que la balanza acierto-error le debe salir favorable a sus entrenadores.

El miércoles vio la tarjeta amarilla a los 12 segundos de partido por confiarse ante Agüero, lo que denota que David Luiz no debe de preparar mentalmente los partidos como un defensa a la vieja usanza, que habría dormido poco menos que soñando con Kun y con su foto bajo la almohada. En ese mismo partido le salió al rescate de los despropósitos Fernando. El hombre cuya misión es darle seguridad a todo el entramado del City abandonó el anonimato que le exigen sus funciones para protagonizar una de las pifias del año, aprovechada por Ibrahimovic. Un error muy grave por ser de concepto, antes que de ejecución.

Entre los fallos naturales de un defensa encontramos ser superado por tu rival, que es lo que le pasó a Danilo ante Draxler. La duda que nos deja este caso es si se debió a una mala noche, que todo jugador puede tener, o si los temores que demostró el madridista se deben a falta de calidad defensiva para ese nivel de exigencia.

Fue Godín quien dijo que él sufre en los partidos, y que esa sensación de responsabilidad es lo que le gusta. Ese feeling colectivo es lo que mantiene vivo al Atlético después del asedio del Camp Nou. La sensación de confianza que transmite una buena zaga no tiene precio, y por eso es tan desagradable ver cómo se le pierde el respeto al fallo y no se extreman las precauciones en los lugares del campo donde deben tenerse siempre.