Niño Torres: un golazo... y dos tarjetas
El Niño Torres marcó un gol y se llevó dos tarjetas, todo eso en 35 minutos. El gol queda, con ese brillo especial del que se consigue fuera de casa en estas eliminatorias. La expulsión también, en la consecuencia de que Torres tendrá que faltar en el Calderón y en la polvareda de discusiones que ha desatado y que tardará en aplacarse. Personalmente, pienso que Torres no puede ir a la comisaría a reclamar. Hizo dos entradas bruscas, las dos sin necesidad, la segunda con tremenda imprudencia. Pero sé que no todo el mundo piensa así. Incluso entre los árbitros comentaristas hay división.
Culpa de Torres o de Brych, la expulsión marcó el partido, porque aguantarle una hora con diez al Barça en el Camp Nou es mucha tela. Aun así, el Atlético, que había salido muy bien, manejándose por todo el campo, llegó al descanso sin daño. Incluso al regreso se animó a un par de ataques y rozó el segundo, pero a costa de dar pie a otros dos contraataques que enardecieron al público. Y, de repente, el Barça despertó. Durante un cuarto de hora largo cayeron bombas de racimo sobre el búnker del Atlético. Fue una exhibición tremenda de fútbol de ataque por un lado y de bravura defensiva por el otro.
Con el primer gol aflojó algo el Barça, pero no mucho. El Atlético siguió resistiendo, refrescado poco a poco por los cambios de Simeone. El segundo gol puso la eliminatoria en el límite. Otro más, y el partido del Calderón se hubiese devaluado. Pero no llegó y acabó el partido, un partido de pura Champions, con promesas de más emoción aún para la vuelta. El Atlético se puede sentir contento: ganó once contra once, perdió diez contra once, salió vivo de un acoso feroz y dentro de una semana, en casa, puede confiar en un arbitraje que cuando menos reparta las tarjetas equitativamente.