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El corazón de los franjirrojos está hecho de otra pasta y es capaz de resistir unos minutos finales de infarto en Los Cármenes, preludio de lo que se vivirá en lo que resta de Liga abocado a un nuevo Tamudazo, al marcapasos… aferrado a un sueño. Ése es su sino. El Granada supo aprovecharse de la hemorragia defensiva del Rayo, que recibió de su afición una transfusión de valentía, coraje y nobleza cuando bajaban dramáticamente las pulsaciones. Una fe que se tradujo en un punto y en el último suspiro pudo valer incluso más. Y es que si el conjunto vallecano continúa encajando sí o sí, también sigue marcando: trece partidos consecutivos haciendo gol. Un récord que brillaría más si de la mano trajera un triunfo, que se resiste desde hace el pasado 6 de febrero (2-0 a Las Palmas).

Amedida que se queman jornadas, se constriñe la parte baja. Una derrota ayer hubiera sido una grave estocada en la lucha por la supervivencia en la élite, de ahí la importancia capital del punto y de otro factor que cobra relevancia ahora que la calculadora ya se vuelve indispensable: el goalaverage. El Rayo le gana esa partida a Las Palmas, Espanyol, Sporting y Granada. Y tras su empate en la primera vuelta mira a los ojos a un Getafe también en la UVI. Un duelo cainita por la supervivencia en Primera. Y con la convicción de que la fe hace posible lo imposible, de que siempre hay aliento para quien no se rinde.