Nadal está obligado a responder
Roselyne Bachelot, exministra francesa de Sanidad y Deporte, ha acusado gravísimamente a Nadal. Se trata de una calumnia, si no es verdad, o de una denuncia por haberse ocultado un caso de dopaje. Cuesta trabajo creer que alguien que ocupara un cargo de responsabilidad en el gobierno francés ande difamando y contando patrañas. De lo contrario, Bachelot se habría ido de la lengua haciendo uso de información privilegiada. Se hace necesario averiguar qué hay de verdad o de mentira en su tremenda afirmación: “Sabemos que la famosa lesión de siete meses de Nadal es sin duda debido a un positivo”. Bachelot, por cierto, no se ha retractado. Es cierto que Nadal estuvo lesionado siete meses. También, que algunos hechos pudieran despertar dudas.
El 19 de junio de 2012, después de haber ganado Roland Garros, donde pasó control antidopaje, el COE nombró a Nadal abanderado de los Juegos. “Será uno de los momentos más emotivos de mi vida”, manifestó. Un mes después comunicaba: “No me encuentro en condiciones de competir en la Olimpiada”. ¿Qué había sucedido? Nadal nunca habló de una lesión. Ni siquiera cuando cayó en Wimbledon ante Rosol, número 100 del mundo. “Necesito descanso”, fue su única excusa. Su entorno, en cambio, sí hablaba de una tendinopatía. También están certificadas sus visitas al doctor Sánchez en Vitoria para tratarse de la rodilla. Quizá eso ignore Bachelot. La querella se hace imprescindible. Obligaría a Bachelot a presentar pruebas, y conoceríamos la verdad.