Marciniak no tuvo complicaciones
El polaco Marciniak pasó desapercibido. Nos tocó un colegiado sin experiencia, con muy buena maneras y que, a mi entender, estuvo acertado en la mayoría de las decisiones, en las que no se dejó influenciar por las reclamaciones de algunos jugadores blancos. Demostró personalidad suficiente para empresas mayores.
Las jugadas más discutibles ocurrieron casi todas en la primera parte. Como en el minuto 5 cuando se reclamó mano de Florenzi dentro del área. El remate había sido de cabeza de Bale, y aunque sí es verdad que el balón le dio en el brazo, la acción fue totalmente involuntaria. Una cosa es que la mano vaya al balón y otra que el balón vaya a la mano.
En el minuto 27 hubo una entrada fuerte de Digne a Danilo, en el centro del campo, que no se pitó y que ocasionó un contraataque del Roma. Salah estuvo a punto de marcar en la primera ocasión clara del equipo italiano. Ramos protestó airadamente. Tras ver las repeticiones, la falta existió. Aun así, el colegiado no se dejó intimidar por el ambiente.
En el 36’, una entrada absurda y a destiempo de Danilo a El Shaarawy le costó la tarjeta. Estas cosas le pasan muy a menudo a Danilo cuando ha tenido un roce con un contrario antes. Y fue éste el caso.
Antes de terminar el primer tiempo el público protestó un fuera de juego en el 41’ de Cristiano Ronaldo, que se iba solo a la portería. Ahí sí que acertó el asistente al señalar la infracción.
En la segunda parte sólo hubo dos cosas. En el 67’ no hubo fuera de juego de James cuando le pasó Cristiano antes de marcar. Luego, en el 75’, la segunda amarilla del partido fue sacada a Zukanovic, que se despreocupó del balón y obstruyó al colombiano James, derribándole. No hubo entradas duras. La deportividad fue el escudo más grande que existió en el Bernabéu y lo que facilitó mucho la vida al polaco, al que se le veía con mucha pose al señalar las faltas.