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Bale tiene supersticiones de torero

Leo en AS que Bale agujerea sus medias, en la idea de que eso provoque descompresión a sus sóleos, o mayor ventilación, o lo que sea, y así no se rompan. Igualmente ha renunciado a conducir su Lamborghini Aventador Roaster, lo que parece una renuncia mayor, por la sospecha de que la postura que requiere su conducción también pone en riesgo sus sóleos. No hay bases médicas que avalen esas decisiones, pero quién sabe. Es conocido el efecto placebo. Y si él se siente más seguro así, será más feliz, jugará algo menos preocupado y quizá eso le ayude. Aunque el problema de fondo, la protrusión en la espalda, continúe ahí.


He conocido muchas supersticiones en el fútbol, pero casi todas encaminadas a asegurar la victoria. Desde individuales (la primera que conocí fue la de Puskas, que salía siempre el último y con cuidado de no pisar la raya) a colectivas. Valdano me contó que en el Mundial de México, Argentina fue acumulando gestos partido por partido. Cosas que habían pasado antes de cada choque ganado, que a Maradona le parecieron de buen agüero y que exigía repetir en el siguiente. Acumulándolas, partido tras partido, aquello llegó a ser un ballet. Algo más complejo y para Maradona más vital que la pizarra de Bilardo.


Pero lo de Bale es mirar por su salud, por sus sóleos. Lo entiendo. Lleva seis lesiones en ellos (cinco y una) y busca conjurarlo en algo. De ahí tan extrañas supersticiones, que me recuerdan a algunas bien extrañas que he conocido en toreros, ellos temen ‘al de las patas negras’, al que les puede quitar los pies del suelo, herirles o algo más. Con cada herida se pierden contratos. Con cada lesión se pierden partidos, la lesión es ‘el de las patas negras’ para el futbolista. Está al acecho, es difícil saber cuándo le puede cazar. Ante tanta reiteración, Bale ha llegado a perder la fe en los cuidados clásicos, y acude a sortilegios extraños. Que tenga suerte.