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La obcecación de Rossi da miedo

Han pasado 116 días desde que Rossi tirara a Márquez de una patada en la carrera de Malaisia. Casi cuatro meses que no han servido para reducir la tensión. Al contrario. Sigue latente y algún día tendrá que explotar. Ayer volvieron a coincidir en la pista. Fue un instante. Márquez rodaba más rápido que Rossi, éste giró levemente la cabeza hacia la derecha y al advertir la presencia de Marc le dejó pasar. No se habían visto rodando tan cerca desde aquel lamentable episodio, en el que Márquez acabó por los suelos. En la siguiente carrera, la de Valencia, última del Campeonato, no hubo lugar a que rodaran cerca. Rossi salió el último, sancionado por tirar a Márquez, y éste le aventajó en la meta en 19 segundos.

El gesto ayer de Rossi de dejarle pasar no podía ser otro. Se trataba de una primera jornada de entrenamiento, que apenas sirvió para algo a consecuencia de la lluvia. Pero cabe interpretar que Rossi se la guarda a Márquez. Tiempo ha tenido para reconocer sus errores, y no lo ha hecho. Es más. El día anterior advirtió que su relación con Márquez será “difícil, casi imposible”. En el saco metía a Lorenzo, su compañero de equipo, convencido de que ganó el título en una maniobra de los pilotos españoles que considera artera. Hace mal en olvidar que si fue sancionado es porque cometió una acción prohibida que puso en riesgo la vida de un contrario. Eso no lo reconoce, y ahí está el peligro. Miedo da que quiera vengarse.