Sobre Valencia, Neville y el Futbo-Lim

Lo de Futbo-Lim lo tomo prestado de Juanma Trueba, que lanzó la feliz expresión en la última página del AS de ayer. Futbo-Lim, o el fútbol según Peter Lim, ampliable al fútbol según el adinerado de turno, que llega donde no hay harina sino mohína y entra como elefante en cacharrería. No confundir con el futbolín, ingenioso invento de un coruñés, de nombre Alejandro Campos, feliz editor en Guatemala y México con el alias de Alejandro Finisterre. Creó el futbolín durante la guerra española, en la que él mismo fue herido, para ofrecer un simulacro de fútbol a los niños mutilados que ya no podían correr.


Pero el Futbo-Lim es otra cosa sobre lo que no hace falta extenderse. En Valencia no gusta. Valencia ha caído en apuros por sucesivos gestores, de los que el peor, aunque no el único malo, fue Juan Bautista Soler, un señor al que su padre, en lugar de regalarle una bicicleta como es uso común de padres a hijos, le regaló el Valencia CF. Tantos años malos concluyeron en un agujero que vino a tapar con su dinero Peter Lim, al que ayudó a aterrizar Amadeo Salvo, que daba al proyecto el punto de legitimidad local. Pero Salvo quiso mandar más de lo que Lim estaba dispuesto a permitirle y tuvo que salir.


Perdida la conexión entre club y ciudad, la situación se crispó y las sospechas se volvieron contra Jorge Mendes, factótum del proyecto, y acabó volando su entrenador, Nuno. Lim contrató para el puesto a Neville, sin la menor experiencia, simplemente porque le gustaba como comentarista de televisión y porque son socios en dos negocietes. Ahora el Valencia ya no piensa en Europa, sino en no bajar. La presidenta, Layhoon Chan, está hoy en Singapur con Peter Lim, mientras Neville espera aturdido en una ciudad de la que desconoce la lengua y las costumbres. En fin: el Futbo-Lim.