Modric es la esperanza
Cristiano ha dejado de brillar fuera de casa. Está lejos de marcar esas diferencias y el síntoma inequívoco de su falta de predicamento es que sus compañeros ya no se afanan en buscarle en el último pase. Ni el ahora killer Benzema, en el mano a mano que tuvo, le regaló el segundo al portugués. A falta del ‘7’ y de ideas, el Madrid necesitaba que su último gran genio saliese de la lámpara. Modric tuvo que tirar del carro, cuando el equipo de Zizou parecía perder el tren de la Liga de manera definitiva. Maniatado por el gran trabajo del Granada, como todo el centro del campo blanco, se topó con el árbitro, artífice de la contra que dio lugar al empate, pero luego se resarció con un golazo de bandera, el mejor desde que viste de blanco.
Un derechazo seco, arriba, que no hizo justicia al Granada, pero sí a un futbolista diferente, que es la auténtica proyección de Zidane sobre el terreno de juego y al que le sienta bien el traje de referente blanco.