Las grandes sensaciones que el Madrid de Zidane deja en casa se esfuman en las salidas. Ayer jugó peor que en el campo del Betis, aunque aquel partido sólo lo empatara y este finalmente lo ganase. Pero lo ganó por un remate formidable de Modric, su mejor jugador en este partido y en muchos otros. Un remate aislado del juego. El Madrid no produjo fútbol en mayores proporciones que el Granada, más bien lo contrario, ni tampoco presentó rebeldía, quizá por falta de aire, cuando faltando poco para el final reinaba un empate que de consumarse le hubiera dejado en posición casi fatal.