Barça en los juzgados, Barça en el campo
Esta misma semana, Bartomeu y Rosell, presidente y expresidente del Barça, han pasado por la Audiencia Nacional. Y después de ellos, Neymar. Mascherano cerró su caso no hace mucho aceptando una pena de cárcel (corta, que no cumplirá) y a su vez Messi aún está pendiente de juicio para la frontera de mayo y junio. Casos todos ellos relacionados con dinero, en los que se pueden distinguir las caras: simulaciones en el contrato de Neymar o diversos modos de fraude a Hacienda. Además están pendientes los casos de las esteladas, los pitos al Himno y al Rey y el de los niños con la FIFA.
Y ahora llega la querella de Mediapro, asunto realmente feo. Un informático de Mediapro habría estado pasando ‘mails’ de Jaume Roures, cabeza de la compañía, a Rosell cuando este presidía el Barça. Descubierto, fue despedido... y le contrató el Barça. Roures animó a que las otras partes en aquellos correos (entre los que están Guardiola, Laporta, el Banco de Sabadell y Garrigues, entre otros) se sumen a la querella como perjudicados. Es la segunda guerra de espías en el Barça en poco tiempo: Laporta aún tiene un juicio pendiente por espiar en su día a cuatro de sus vicepresidentes.
A todo esto, salió hace poco de prisión el hombre que presidió el club durante 22 años. Se diría que una casa metida en tales líos no puede funcionar bien. Y sin embargo, aquello para lo que está en el mundo, que es poner un buen equipo de fútbol entre cuatro rayas de cal, lo hace de maravilla. El Barça acaba de marcar siete goles al Valencia en la semana de líos, ha ganado cinco títulos el último curso y se apresta a luchar de nuevo por seis. Arrastrado por los juzgados, deslumbrante sobre el campo. Es el gran contraste del Barça de estos días. Una confirmación más de que todo orden deriva de un caos previo.