Valencia: una oda a la esquizofrenia

En Mestalla se coreó ‘Negredo, Negredo’ cuando éste no jugaba para darle la estocada a Nuno y el domingo le sacaron pañuelos al madrileño para devolverlo a corrales. Gracias a los puntos que salvó Jaume el Valencia no está hoy en puestos de descenso y en breve ni entrará en las convocatorias con la vuelta de Diego Alves. Se veían conspiraciones portuguesas en las no alineaciones de De Paul y Orban por no ser de Mendes y a los dos les dan boleto un inglés y uno de la Pobla de Vallbona. Neville calificó el mercado de enero de “inútil” y en cuatro días Pitarch preguntó por Mosquera y Sarabia y se fichó a Cheryshev y Siqueira. A Parejo le renuevan por ser líder del mejor Valencia en puntuación de la historia y pocos meses después le quitan el brazalete.

A Rufete se le da puerta porque el proyecto apuesta por un modelo Premier y cuando hay un británico en el banquillo se ficha a un director deportivo. Los hay que piden la vuelta de Amadeo Salvo para ‘controlar’ a Peter Lim como si el magnate no hubiera llegado a Mestalla de su mano y los hay que cargan contra Salvo por traer a Lim como si el dueño no hubiera invertido 194 millones de euros en un club que estaba en quiebra. Y a Kim Koh, gestor del día a día, tienen que traducirle “jugadores mercenarios” o “esta camiseta no la merecéis” porque para qué aprender castellano si con el inglés le dan de comer. Todo esto y más pasa en este Valencia. Y aún así, conforme avance el día de hoy, su gente, su afición, creerá que es posible eliminar al Barcelona.