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Afortunados. ¡Qué suerte tenemos de tener a Neymar en nuestra liga! Lo siento por los defensas rivales, pero ver jugar al muchacho es una bendición. Fresco, dinámico, imprevisible, sorprendente y, muchas veces, imparable. Debe ser difícil enfrentarse a este huracán de fútbol y es comprensible la impotencia de muchos rivales, pero así es el juego. Y para el brasileño el juego son regates, amagues y fintas sin parar, como ha hecho siempre, una manera natural de engañar al defensa, que es de lo que se trata. Neymar no intenta humillar a nadie, que no os engañen, sólo hace lo que su instinto futbolero le dicta, como un acto reflejo que sólo un portento como él puede tener. Y lo hace igual en el primer minuto que en el último, con el partido sentenciado o por decidir. El maravilloso gol al Villarreal en el Camp Nou, elegido por los oyentes de Carrusel como el mejor de la primera vuelta, era el 3-0 y llegó en el 86’, con todo decidido. ¿Fue una humillación a Jaume Costa? No. Fue un momento de fútbol prodigioso.

Un valiente. Y encima el chico no se arredra ante las entradas que recibe, muchas de ellas limpias, pero otras muchas sucias. Cuando Neymar tira un sombrero, hay futbolistas que se creen humillados y con derecho a darle una patada. Y si encima el chavalín se duele del golpe le encaran amenazantes acusándole de hacer teatro. Si a estos bravos peloteros les dieran la mitad de patadas que a Neymar, terminarían respondiendo, fuera de quicio y expulsados. Son así de machotes. Y, por cierto, muchos de ellos hacen más teatro que Neymar, porque el teatro lo llevan haciendo los futbolistas españoles desde siempre.

Un día le van a cazar. Esta vergonzosa frase se escucha por doquier y los árbitros deben estar alerta, salvo González González que estará en la inopia. Espero que no haya ningún ingenuo que quiera pasar a la historia como el que se cargó al brasileño. Sólo de recordar la entrada de Goicoetxea a Maradona se me pone la piel de gallina. Buscadla en YouTube. Y dicho todo esto, que Neymar pague sus impuestos como todo hijo de vecino.

Bale y los cien millones. El fichaje más caro de la historia del Real Madrid está en su tercera temporada en el club. ¿Tiene un rendimiento de superestrella? No. ¿Tiene enamorado con su juego a la afición? No. ¿Está siendo rentable? Hay opiniones diferentes, pero podría serlo mucho si el Madrid lo pone en venta este verano, si la FIFA aplaza la sanción como esperan, y saca por él en la Premier el doble de lo que pagó. Que pregunte Florentino a los socios como tanto le gusta si venderían a Bale por doscientos millones. La respuesta iba a ser casi unánime. Y con esa pasta a por Lewandowski, Douglas Costa… o a por Neymars.

San Mamés. El estadio del Athletic es algo más que un campo de fútbol, es un templo. Que haya mucha gente que cante “Iniesta subnormal” es una vergüenza para los que amamos este deporte.