Resurge la 'Força d'un Patiment'
Tres verdades se confirmaron en Getafe. La primera, para los amantes del llamado ‘nacional-barcelonismo’, fue constatar que en los partidos del Espanyol siempre hay palos garantizados: cinco hubo esta vez (cuatro azulones y uno perico, el chut de falta en el que Salva Sevilla casi emula el primer gol de esta Liga). La segunda es que terminó una trilogía pero regresa una saga interminable: la de la lucha por la permanencia como objetivo real. Y la tercera, que después de una semana marcada por las pancartas, en el Coliseum Alfonso Pérez acaso se leyó una —la mítica publicidad de “Antonio y Ricardo” sobre los banquillos— pero se reafirmó un lema existencial para el Espanyol, por mucho que pasen los años y cambien entrenadores y/o jugadores: “La Força d’un Patiment”. Ese sufrimiento, inherente al perico, ha vuelto para quedarse. Al menos las próximas semanas.
Antes fallaba el concepto, ahora la ejecución. Se ha dado un paso adelante, pero 20 jornadas ya son demasiadas como para seguir en construcción. Galca buscaba más control, criterio, posesión en ataque, y alineó a Abraham, Sevilla y Asensio. Terminaron siendo estos dos últimos más Jordán. Pero abusaron de balones horizontales y atrás padecieron como siempre. Y tanto Gerard Moreno como Burgui lo vieron los 90 minutos desde el banquillo. Al menos ahora, por vez primera, sí divisa el Espanyol un horizonte, una ilusión de cambio, algo al menos a lo que aferrarse: bienvenido, Mr. Chen.