NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

El Barça y el Espanyol entran en bronca

Después de unos años en los que el Espanyol parecía haber tirado la toalla ante el Barça, en dos partidos se ha reivindicado de golpe, poniendo en pie una vieja rivalidad que creíamos perdida. Una rivalidad áspera, que amenaza con resucitar tiempos como aquellos en los que el Espanyol, entonces Español, llegó a ir a Les Corts vestido ya con ropa de fútbol (regresaban a ducharse a Sarriá) para no cambiarse allí, donde en ocasión muy singular se encontró en el descanso las toallas quemadas, sin que nunca apareciera el culpable. Ocurrió justo aquel año en el que se reponía en los descansos con oxígeno y llegó a ir de líder.

Ayer había cuentas pendientes. El partido de Liga dejó malestares. El Espanyol jugó duro, aprovechando el listón tan alto que puso González González. Eso enfadó a los barcelonistas, mosqueados ya de salida con ese árbitro porque venía directamente de hacerle un desfalco a la Real en el Bernabéu, y produjo un relato en los medios barceloneses que a Collet le indignó. Pensó, como todos los suyos, que se quitó mérito a su partido y se hizo hincapié en la visión barcelonista. El Espanyol aspira a una cierta equidad en los medios de Barcelona, en especial en los oficiales, y no la encuentra.

De ahí lo del ‘nacionalbarcelonismo’, expresión que ha caído mal porque se asocia con ‘nacionalsocialismo’. Al perico le pudre que sólo se considere catalán fetén al que es del Barça y se siente ignorado, pospuesto o maltratado incluso por los medios que coadyuva a sostener con sus propios impuestos. Lo malo es desviar el enfado a intemperancias excesivas, que no le van a dar más que descrédito y expulsiones, como le pasó ayer. El Espanyol empezó bien, con un gol magnífico, pero cuando las cosas se torcieron, los nervios le arrastraron y sólo consiguió acumular nueva frustración.