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Un ícono en el que no encaja el pisar el acelerador

Primero de enero. De repente, el chico bueno de la película se salió del libreto. James acelera de más camino a Valdebebas y aumenta el pulso de las redacciones deportivas del mundo. La carrera a 200 km/h y la persecución policial contada en AS y AStv son reproducidas en los medios colombianos. “James, en problemas”, reporta Caracol TV en su web. No es el tipo de titulares que suele protagonizar el 10 del Madrid y de Colombia, pero las horas en calma hacen que las sirenas suenen más fuerte. James cerró 2015 con el desconcierto que provoca su rol casi secundario en el equipo de Benítez. Es evidente que no está en los afectos, al menos deportivos, del míster. Tampoco fue su mejor año con Colombia, que naufragó en la Copa América y lucha cada partido de las eliminatorias a falta de la magia del Mundial de Brasil...

Poco brillo para un chico que acostumbró a ser tan bueno dentro como fuera de la cancha. Su sonrisa, modales y talento le hicieron un icono en el que no encaja eso de llevar el pie al acelerador, una escena típica de otras figuras. Está en un momento clave para hacerle frente a las distracciones de ser una estrella. Ojalá este inicio de año agitado sólo sea un anticipo de la rebeldía que se le reclamará en la cancha en 2016.