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Copa con rivalidades y sin Real Madrid

Los octavos de la Copa nos han traído la curiosidad de tres choques de rivalidad, que incluyen la mayor de todas, la sevillana. Quienes no han vivido allí (yo tuve la suerte de hacerlo por casi tres años) no tienen conciencia exacta de lo que es aquello, pero me río yo de la madrileña o de cualquier otra, incluida la del Madrid y el Barcelona, más universal, desde luego, pero sin la concentrada intensidad de aquella. También tendremos Barça-Espanyol, rivalidad muy venida a menos, pero que aún escuece, sobre todo en una dirección. Y un choque castizo en Madrid, entre el Atlético y el Rayo.

Habrá quien ahorre en viajes, pues. Bueno para la biosfera. Y habrá mucho de qué hablar en Sevilla, donde ya hoy se juega un derbi, que ahora hará como pórtico de la eliminatoria. Esa intensidad de rivalidades le da un punto de curiosidad a esta eliminatoria, aunque yo lamento que Cádiz o Mirandés no hayan tenido la suerte de enfrentarse al Barça o al Atlético, para hacer taquillazos. Claro, que en cuanto a suerte el Cádiz no se puede quejar, porque en la anterior ronda ya tuvo su taquillazo, más clasificación, más inspiración sobrada para los coros de Carnaval, que este año entrarán a saco en el Madrid.

El Madrid, claro, no está. El vapuleado Florentino (mal contratiempo el de que Carmena le niegue el ‘Plan - Bernabéu’) anuncia que acudirá a la justicia ordinaria, en busca de algo así como una póstuma victoria moral, que no sé si conseguirá. Lo que sí conseguirá si lo hace es romper el consenso del deporte de resolver sus cuitas ante sus propios organismos, pacto sin el cual no puede funcionar. Pero, agarrado al ‘defendella y no enmendalla’, Florentino entrega un trozo más de la grandeza del Real Madrid que heredó. Eso sí: sigue sin nombrar un director deportivo que le organice esas cosas.