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Lewandowski, mucho más que una cortina de humo

No es fuego amigo. Hay jugadores que han vestido la camiseta del Madrid y que no dan crédito ante el club que ven. El último en hablar más que claro, cristalino, ha sido Borja Valero en ABC. Son jugadores que quieren al Madrid, que echan de menos el señorío y que denuncian la pérdida del lugar que al club le corresponde por historia. El problema es no ver las críticas de los que quieren a ese club como constructivas, sino como fuego amigo en esa permanente teoría conspiranoica en la que vive Florentino Pérez.

Una profunda reflexión. El Real Madrid está erosionado en lo más preciado de su ser: su prestigio y su alma. Al club blanco “no le crecen los enanos”, que es la traducción oficial e incierta al cúmulo de despropósitos, con los que viene superándose en los últimos tiempos. En todos los referentes que uno haya conocido del madridismo en su historia sobresalían la humildad o la identidad y, en muchos casos, la conjunción de ambos. Era admirable por su capacidad para respetar y para cuidar los más pequeños detalles. Ahora no cuida ni los grandes. Necesita una gran reflexión, que nada tiene que ver con los debates periodísticos ni televisivos. El madridismo, mucho más allá de los resultados, cada vez se reconoce menos en este modelo.

En pleno affaire Benzema. El Real Madrid y Rafa Benítez han manejado con mano izquierda el caso Benzema. Presunción de inocencia y cariño público, en boca de su presidente, su entrenador y de Zinedine Zidane, como máximo referente del fútbol francés. Sin embargo, chocó la imagen en forma de noticia, captada por este periódico, del agente de Lewandowski en el palco del Bernabéu. El club está obligado a moverse en el mercado, pero cuidando esas pequeñas cosas. El acelerón por el delantero del Bayern sólo se explica como cortina de humo al esperpento de Cheryshev en Cádiz.

El polaco en su papel. Son curiosos los requiebros del fútbol. Florentino decidió que Benzema fuese el único delantero del mundo en un club grande sin competencia en su puesto. Ahora, el polaco del Bayern sigue la hoja de ruta habitual: su agente se deja ver, él declara su imposibilidad de decir no a un club como el Madrid, Rummenigge se enfada… Vamos, la hoja de ruta de todo galáctico. Un gran delantero que merece mucho más que ser una cortina de humo.