Por fin un buen día para el Madrid, que lo estaba necesitando. La tarde empezó turbulenta, con una fuerte pita a Benítez cuando se anunció su nombre, y gritos de ¡Florentino dimisión! cuando, con los jugadores ya en el campo, paró el himno y empezó el juego. Pero el equipo espantó pronto el malhumor de la grada con un fútbol realmente bueno, que además produjo goles enseguida. Al descanso se llegó con 4-0, dos de Benzema, uno de Bale y otro de Cristiano. La BBC al completo. Pero lo mejor es que los goles premiaron un fútbol bien hecho, con ritmo, ofensivo. El que gusta en el Bernabéu.

Lástima que tras el descanso eso se esfumó. Algo le pasa a este Madrid que los partidos se le hacen largos. Salió con menos brío y tras el cambio de Modric se paró del todo. El Getafe, que es muy poco (el enemigo ideal para un día de crisis, como ayer) se desplegó algo y hasta marcó un gol. Por momentos resucitó el fantasma de Lviv, pero no era para tanto. Hubo nuevos gritos, pitos a Bale, respuestas ‘patrióticas’ de la clac del Fondo Sur, todo consecuencia del aburrimiento que subía desde el césped, Con todo resuelto, el campo se fue vaciando. Tres puntos en la buchaca y a ver al Atlético y al Barça.

Y el Atlético ganó, pero el Barça, no. En Mestalla vimos un partidazo, en el que un Valencia liberado jugó con una motivación magnífica. El Barça, como el Madrid, fue de más a menos. Su primera parte fue excelente, pero sin gol. La segunda, no tan buena. Llegó a adelantarse con un gol de Luis Suárez, que recibió en fuera de juego y, que dicho sea de paso, debió ser expulsado poco antes. Pero el Valencia supo empatar, a puro esfuerzo, y eso dio paso a un final intensísimo, de emoción gloriosa. Un gran partido, en fin, y empate final, segundo bálsamo del día para este atormentado Real Madrid.