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El Bernabéu ya se vuelve contra el palco

La primera vez que Benítez dispuso de todos, se retrató: sacó el equipo que hubiera sacado el presidente, sin la menor concesión. Ni siquiera Carvajal por Danilo. Ni siquiera Isco por Benzema, que no está para nadie, con ánimo de armar mejor el medio campo. Ante la avalancha de estrellas saltó Casemiro, su hombre escudo del medio campo. Danilo aparte, le quedó el equipo de Ancelotti, el de las veintidós victorias seguidas, pero jugó de otra manera. El espíritu no es el mismo, ni a él le miran como miraban a Ancelotti. Ni están en la misma forma, la mayoría entrando o saliendo de lesiones.

Frente a eso, un Barça que empezó sin Messi y acabó con él, tuvo un partido plácido, y muy bien jugado, en especial por sus principales nombres (Iniesta, Neymar y Luis Suárez) y también por Sergi Roberto. La consecuencia no pudo ser otra que un partido en una dirección, el que los goles fueron cayendo por su propio peso, cada equis minutos, todos a favor del mismo. Dos en la primera parte, otros dos en la segunda, en la que ya entró Messi y el Barça se relajó aún más. Y se comió contraataques, pero entonces emergió Claudio Bravo, que privó de cualquier consuelo al Madrid.

El Bernabéu, claro, se fue enfadando y hubo pañolada y gritos de “¡Florentino dimisión!”, en varios brotes que fueron a más. Ya saben: se puede engañar a muchos durante mucho tiempo, incluso a algunos durante todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo. Este Madrid que tanto dinero mueve y que hace de su palco algo así como una boda de la hija de Aznar cada quince días, se mueve a golpe de ventoleras de su presidente y eso ha ido calando poco a poco. Lo irónico ahora es que Benítez está en sus peores horas por no hacer lo suyo, sino lo que le sugieren...