Cazorla y Alcácer, goles desde el banco
Bueno, pues bien está lo que bien acaba. España ya es campeona de grupo, clasificadísima para Francia, a falta de un partido, la visita a Ucrania. Todo han sido victorias salvo aquella derrota en Eslovaquia, que nos abrumó, estando como estábamos bajo una nube de negro pesimismo tras el Mundial. Se podría decir que en esta fase de grupo España ha ido poco a poco a más, incluso ha dejado una perla, el partido aquí ante Eslovaquia, precisamente. En Logroño goleó con sencillez a Luxemburgo, que pegó mucho y sacó del partido a Silva y Morata. Lo de este asustó mucho, pero al final no parece tanto.
Fue un partido más, en el que la moda de los pitos a Piqué y su correspondiente réplica de aplausos se prolongó un día más. Ya pasará la moda. España mandó, como no podía ser menos, pero sin Iniesta y pronto sin Silva (al que pegaron en sus dos primeras jugadas, la segunda seriamente) faltó encanto en el juego. Hubo insistencia y llegadas frecuentes, pero el gol se retrasó hasta casi el descanso. Lo hizo Cazorla, que antes había estrellado un tiro en el travesaño y en la segunda mitad repetiría. Como Alcácer, que salió del banquillo por un compañero lesionado y marcó dos goles.
Alcácer merece capítulo aparte. En este equipo que busca nueve, nadie está haciendo más que él, ninguno parece mezclar tan bien con el singular juego colectivo de esta Selección. Ve y le ven, marca el pase y se lo envían, llega al remate con frecuencia y es certero. Suplente ahora en el Valencia, en la Selección suma ya seis goles en otros tantos ratos mal contados. No será el mejor jugador del ‘cásting’, pero sí hasta ahora el que mejor se ha acoplado. Habrá que ver a Morata una vez curado, pero ahora mismo Alcácer merece ser el más tenido en cuenta. En fin, que vamos a Francia. La nube negra quedó atrás.