La manera en la que Keylor ha revertido su situación después de un verano de verbena tiene un mérito tremendo. Si al final consigue batir el récord será importante, pero lo más destacable es que ha tenido la personalidad suficiente para empezar la temporada como un cohete después de haber pasado el mal trago de saber que su presidente, con la autorización de su técnico, le quería dar boleto rumbo a Manchester. Navas ya había demostrado su capacidad de hacer 10 o 15 paradas por partido, pero jugar en el Madrid supone que te tiran dos y tienes que atajar dos. Y el chico lo está haciendo espectacular.

Además tiene la cabeza lo suficientemente amueblada como para haber aceptado con humildad su oportunidad, consciente de que para triunfar en un club tan difícil como el blanco tiene que ser capaz de superar todas las piedras del camino. Y ahora está recogiendo el merecido fruto. Y lo está haciendo con un estilo que enamora al Bernabéu: piernas potentes, grandes reflejos y espectacular en el uno contra uno. Su técnico, sus compañeros y su afición le están reconociendo el mérito de haber sido un ejemplo de comportamiento y trabajo en espera de la oportunidad de su vida. Keylor ha logrado en menos de un mes resolver todo el pitote en el que el club había convertido con una gestión nefasta la sucesión de Casillas.