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Sin España no sería lo mismo

Pierre Mauroy fue un gran primer ministro de la República francesa que permitió inmensos avances sociales entre el 81 y el 83 y fue un gran alcalde de Lille, bella ciudad del norte del hexágono. El estadio de fútbol, transformado en arena con ocasión de este europeo que acoge este maravilloso partido de baloncesto, lleva su nombre. Mauroy era como todos los ch’tis (apodo de la gente de esta zona del país), un hombre simpático, acogedor y muy patriota. Por ello, los 25.000 espectadores que acudirán hoy al Francia-España darán un ambiente cálido y festivo al choque que todo el mundo esperaba al otro lado de los Pirineos. Es fácil entenderlo porque la ÑBA es sin duda el “enemigo” preferido de la selección gala y de sus aficionados.

Existe en mi país tanta admiración y tanto respeto por Pau Gasol y compañía que llevarse el trofeo sin haber tenido la ocasión de ganar a España no tendría todo el valor deseado. “Al vencer sin peligro se triunfa sin gloria” dijo el Cid en la obra teatral del autor francés Jean Corneille. España aparece como el mayor peligro para mis compatriotas. Y la gran posibilidad de alcanzar la gloria. Aunque nos hubiera gustado vernos en la final…