Ahora que Gareth Bale empezaba a revertir su frustración...
En el mejor momento de Bale. El galés explicó sentirse algo frustrado la temporada pasada por su posición en el campo, pegado a la banda. En su país aseguran que hasta necesitó ayuda psicológica. Parece que sus deseos futbolísticos se convirtieron en órdenes y ahora se sentía el del Tottenham o el de su selección. Transmitía energía positiva en los dos últimos partidos y anoche se tuvo que retirar del campo con problemas en su gemelo. Ojalá no sea nada porque nada frustra más a un futbolista que una lesión.
Tres cambios obligados. En el Madrid existe la teoría de que la temporada pasada las lesiones, especialmente la de Modric, y la poca profundidad de plantilla lastraron al equipo hasta un año en blanco. Le costó el puesto a Ancelotti. Las lesiones de Ramos y Varane anoche, por golpes, entran dentro del infortunio. Cuando se juntan varias lesiones musculares —Danilo, James y Bale— es difícil pensar en la casualidad. Lo fácil, si los resultados no llegan, es echar la culpa al entrenador, pero el diseño de la pretemporada (Australia, China, Noruega, Alemania) no parece la preparación más adecuada. De eso no tiene la culpa Benítez.
El débil halago a Cristiano. Benítez da una de cal y otra de arena con Cristiano. Primero, prefirió no declararlo mejor del mundo, pero luego, por arte de birlibirloque, rectificó. Ahora le preguntan si es el mejor jugador que ha entrenado y tampoco se moja por el portugués. Igualito que Luis Enrique con Messi. Da la sensación de que Rafa quiere respetar códigos del fútbol más que hacer un feo a su gran estrella. Pero mirando lo que ha tenido en Valencia, Liverpool, Chelsea, Inter, Nápoles y en este Madrid, con todos los respetos, es para no dar crédito. Será difícil que encuentre a otro que le haga ocho goles en dos partidos consecutivos.
La inquietante declaración de Bartomeu. El presidente del Barcelona, con su equipo líder en solitario, ha decidido marcar territorio en el terreno arbitral. Ese “haremos lo que tenemos que hacer” suena, además de triste, muy inquietante, porque deja traslucir un manejo de los hilos en la sombra. Puede que sea oportuno desviar la atención del caso Neymar con los árbitros, pero éstos no deberían permitir determinadas insinuaciones que ponen en entredicho su honestidad.