Salir reforzado de una derrota
Construyendo marca, cicatriz. Un plan de juego inicial en cuanto a la defensa: cerrados para forzar triples poco madurados de los turcos y para evitar su facilidad en el rebote ofensivo. Puntos al contraataque y balones a Gasol y Mirotic, mejor orientados ante rivales particulares más lentos de reacción que los serbios. Y los triples, los que nos broten consecuencia de nuestro plan de juego, más cómodos, sin la duda en la cabeza del tirador de si había otra opción mejor. España reventó a un buen equipo como Turquía con la confirmación repetida de ser un equipo que sale magnífico de una derrota, de un mal comienzo. Ahora hay que buscar asiduidad, hábito de presencia, regularidad. España no puede permitirse como equipo ni puede permitir a ningún referente aparecer y desaparecer como un hematoma. Hay que hacerse lunar, cicatriz.
Serbia ahorró, arriesgó y ganó. No es fácil y quizás tampoco sea conveniente para un equipo con aspiraciones de conquistar el campeonato comenzar el torneo con dos partidos de alto nivel. El segundo suele encontrar aspirantes al título al 100% de entrega y rendimiento, dispuestos a desvelar sus más recónditos secretos. Más aún si has ganado a un gran rival en el estreno. Serbia alargó velocidades y redujo revoluciones contra Alemania, confiándose a su mayor elenco de jugadores en ataque y a su potencial reboteador. Llevaron el riesgo al extremo hasta que volvió a aparecer Bjelica, no solo por la canasta decisiva sino por su capacidad de transportar al equipo. El movimiento defensivo y la descoordinación de Pleiss hicieron el resto. Serbia lleva dos de dos sin grandes gastos.
Pianigiani no entra en el vestuario. El que fuera rey de Siena, con seis Legas y cuatro Copas, lleva un lustro al mando de Italia. Famoso por sus arengas y charlas, parecía que el plan de pasar por el orden de su batidora a todo el talento del baloncesto azzurro pareció un planteamiento efectivo. O no. Sobrados de talento con Hackett, Belinelli, Aradori, Datome, Gentile, Gallinari y Bargnani dan la impresión de no mejorar versiones pasadas. Poco esfuerzo solidario, menos apariencia de caldera de alta presión en cuanto a egos se refiere. Necesitan hablar. Les urgen muchas cenas de 20 comensales en Berlín y en Lille. Si llegan a Francia.