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España: caducidad o cambio

España: una identidad incierta. Han sido ocho europeos seguidos llegando a semifinales. Desde 1999. Podría ser que la España gloriosa, dominadora del mundo FIBA durante una década, haya vencido como un yogurt. Que haya superado la fecha de caducidad y que la mayoría de los testigos aún no se haya percatado o no estén dispuestos a reconocerlo. O podría estar el equipo inmerso en pleno periodo de transformación o reconstrucción lenta, enmascarada, con el objetivo de ser cuanto antes un equipo nuevo, divorciado de su pasado. Podríamos refugiar todas las culpas en Juan Antonio Orenga, que lleva once meses en la hoguera. La cuestión es que toca jugar un Eurobasket con una primera fase dura y unos cruces a disputar en Francia, la casa del favorito, el equipo que nos secó la ilusión a cuchillo en 2013 y 2014. Y la misión es innegociable, la de ser finalista para no complicar el verano del 2016. Mientras tanto, si puede ser, que Pau Gasol siga siendo la piedra angular, la línea de salida y llegada del juego de este equipo. A veces, ser compañero de un jugador como Gasol reduce tu labor a la colaboración y a eludir el estorbo.

Distintos actores, argumento diferente. Durante la preparación, sin rivales de primera línea, España ha promediado 82 puntos y encajado 63 por partido. Acierta Scariolo al convencer a un grupo menos talentoso para que ofrezca más sacrificio, que potencie la defensa y congele en según qué momentos la anotación. La defensa y el contraataque disimulan los problemas que puedan surgir de la falta de acierto en los triples o de hipotéticos problemas con el rebote defensivo. Lo peor del juego especulativo es que aumenta la probabilidad de que los partidos se decidan en los instantes finales, por eso es arma habitual de los equipos inferiores.

Esprintar en la salida. En esta etapa han puesto la salida en la primera rampa de un puerto de categoría especial. Serbia es un examen final en octubre, un equipo talentoso, físico y obediente. Los dos primeros adjetivos aparecen en el diccionario de esta selección, el tercero obedece a Sasha Djordjevic, líder y de entrenador a la vez. Valentía y atrevimiento serbios vienen avalados, a todo riesgo y sin franquicia, por el plus de confianza de haber sido plata en el Mundial 2014. Temibles.