NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

El mérito indiscutible del galés

Gales tiene pie y medio en la Eurocopa de Francia y el mérito de esta hazaña, que puede consumar este fin de semana en Cardiff ante Israel, se lo debe un altísimo porcentaje a Gareth Bale. El madridista ha marcado seis de los nueve goles en esta fase de clasificación para su país, el último en Chipre, con un cabezazo santillanesco, con una fuerza casi más propia de su zurda que de una cabeza. Lo que está a punto de conseguir, por primera vez para la historia de su país, tiene un valor indiscutible. La tentación natural y primera es pensar que lo que hace con Gales es replicable en el Real Madrid. Eso es lo que siempre han defendido su seleccionador, Chris Coleman, y su agente, Jonathan Barnett. A día de hoy parece implanteable esta hipótesis.

La diferencia entre él y sus compañeros de selección, a nivel de calidad, es abrumadora y el respeto a su jerarquía en su país se nota, al nivel de la de Messi en el Barcelona. En el Madrid, donde Cristiano Ronaldo se ha ganado con creces su rol principal en las últimas temporadas, Bale debe aprender a marcar diferencias de una manera continuada, desde un papel secundario. En un club tan grande, el equilibrio del vestuario es tan importante como el táctico, que es la auténtica obsesión de Benítez. No es casual que los últimos grandes títulos europeos los hayan ganado para el club blanco técnicos del perfil de Del Bosque o Ancelotti. La mano izquierda de Benítez tiene que ser como la pierna izquierda de Bale con Gales. Superlativa.