El Athletic le mete doce goles al Barça (1931)
Aquella iba a ser una gran temporada para el Athletic, que vivía días felices bajo el mando de míster Pentland, un gran innovador del fútbol español. Tenía una delantera magnífica, llamada ‘las Maravillas’, formada por Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri II y Gorostiza. Lafuente era un extremo de concepción clásica, con desborde y centro, y también certero goleador; Iraragorri era entonces un genio precoz; le apodaban el ‘Chato de Galdácano’, por lo extraño de alguien de nariz corta en una tierra de narices fuertes, y era un interior de talento inmenso, constructor y goleador; Bata, natural de Baracaldo, quizá la población de España con más capacidad para crear futbolistas en proporción a sus habitantes, era delantero centro de gran remate; Chirri II (Aguirrezabala) era arquitecto en la vida civil, y en el fútbol, el cerebro del equipo; Gorostiza, extremo izquierda apodado ‘Bala Roja’, era un diestro colocado como extremo izquierda, rareza en la época. Tenía una tremenda velocidad y un violento disparo con la derecha, por lo que solía escoger la diagonal hacia la portería mejor que el desborde, si bien no desdeñaba este.
Pentland había introducido además la variante de que los dos interiores se retrasaran algo para enlazar con los medios y dominar más el medio campo. Así que aquella delantera, además de reunir excelentes jugadores, aportaba un avance táctico.
El equipo ya da una campanada sonora en Chamartín, donde gana por 0-6 al Madrid, en tarde estrepitosa de Gorostiza, que, aunque sólo marca un gol (le anulan dos), vuelve locos a Bonet, Torregrosa y a cuantos le salen al paso. El Madrid había pagado ese año 150.000 pesetas por Zamora, pero se le había lesionado al segundo partido, todavía en octubre, y Vidal cubrió su meta durante varios meses. Entre otras ocasiones, en ese partido. El Athletic gusta tanto que se despide ovacionado por el público madrileño, gesto que días después agradece en carta oficial la directiva del club.
Pero eso no iba a quedar ahí. En el primer partido de la segunda vuelta, el Athletic recibe al Barça en San Mamés y por primera vez en la liga española se produce un resultado con dos dígitos en el marcador: 12-1. Bata, desatado, marca siete goles. Cuatro se los reparten sus compañeros de delantera. El otro lo marca Sastre en propia meta. El gol del Barça lo conseguirá Goiburu. José María Mateo, en su crónica en La Gaceta del Norte, escribiría: “Nosotros tuvimos un doble deseo que no puede ser más antagónico. El que no se marcasen más goals, en obsequio a los vencidos, y el de que marcase el Athletic cuantos más pudiese, porque no hay nada más odioso en el fútbol que el ‘perdonar la vida’. Fueron demasiados goles para que paladeásemos un divertido match. Pero el Athletic puede estar satisfecho de su rotunda victoria. Evidenció desde el primer momento su superioridad de ataque, insistiendo con gran habilidad científica sobre la meta del Barcelona”.
Aquellas goleadas le sirvieron al Athletic, porque la liga acabó con triple empate a 22 puntos entre él, el Racing y la Real, y el título fue para el Athletic por el goal average. Terminó la liga con 73 goles marcados (33 encajados), y las ligas eran entonces de 18 partidos. Bata fue el máximo goleador, ¡con 29 goles en 18 partidos! Gorostiza marcó 15, Iraragorri 10… Ese año el Athletic de Pentland también ganaría la Copa en la final que jugó contra el Betis.