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Hacia un futuro perfecto

Divino tesoro. Lo fácil sería quedarme con la frialdad que transmite un marcador anoréxico (0-0) y empezar a dar palos sobre las dudas que podría dejar el proyecto de Benítez por haber empatado con el modestísimo Valerenga (marcha tercero en la liga noruega, a nueve puntos del Rosenborg). Pero mira por dónde, yo terminé viendo una luz intensa que me permite imaginar un futuro perfecto. El Madrid nos mostró en la segunda parte una cara B plagada de canteranos, con Kiko Casilla en la portería, Carvajal, Nacho y Arbeloa en defensa, Lucas Vázquez y Cheryshev en los extremos, y Borja Mayoral en punta de ataque. Añadan a Varane en la cobertura (un crío de 22 años), a Kroos en la medular y Marco Asensio en el enganche. Un futbolista lleno de buenas ideas que está logrando que Benítez medite sobre su futuro. Yo recomendaría que se quedase aquí para no repetir el error del curso pasado con Casemiro. Bien qué se le echó de menos al brasileño ante las lesiones reiteradas de Modric. El puesto del mallorquín lo ocupan dos portentos como James e Isco (¡sin el malagueño no hay magia!), pero la temporada es muy larga y este jugador es de los que te levanta un partido con una genialidad. Y lo de Lucas Vázquez (que sufrió en el minuto 89 el clamoroso penalti que ven en la imagen, sin sanción como el de Ramos en Múnich) y Cheryshev en los costados es una maravilla. Extremos a la vieja usanza: desborde, línea de fondo y pase. El bólido ruso añade, a esa exposición táctica, unos remates demoledores. No hubo gol. Vale. Pero veo un plan para los próximos años que me obliga a ser optimista...

El presente... Lo que sucede es que en el Madrid se vive del hoy y del día a día. Y sin Cristiano, Benzema, Ramos, Pepe e Isco es más difícil alegrar la vista de los aficionados, que ayer se llevaron un pequeño chasco en Oslo. La afición nórdica se volcó con los blancos gracias al efecto Odegaard, un crío de 16 años que apunta a crack en dos o tres años. Necesita hacerse como hombre, pero como jugador ya luce un chasis estupendo. Tiene un guante en su bota izquierda, protege y amaga de cine y tiene una espléndida visión de juego. Odegaard nos puede valer. Otro más para ese baby-Madrid del que les he hablado y que me mantiene con las ilusiones intactas.

Los vikingos. La pena es que Noruega, un país lleno de vikingos, no pudiese disfrutar de Cristiano, cuya ausencia ha dejado al Madrid lastrado ante el gol. Cada ausencia del portugués remarca lo que todos sabemos: sin él disminuye de forma alarmante el potencial ofensivo del equipo. Bale no puede hacer de Cristiano porque está a años luz del Balón de Oro de los dos últimos años. El galés no ha aprovechado el partido del Tottenham ni el de ayer para apoderarse de la escena. Definitivamente, el Madrid no es la selección de Gales...

La imagen. Noruega alcanzó su cénit futbolero en la Eurocopa del año 2000, al derrotar a la España de Camacho en Rotterdam con un cabezazo de Iversen que le costó el puesto a Molina. En esos años el Rosenborg daba guerra al Madrid en la Champions. Era un fútbol pujante. Pero eso se acabó. Por eso me da rabia el 0-0 final pensando en los miles de noruegos que poblaron las gradas del Ullevaal Stadion con sus camisetas blancas. Ellos esperaban al Madrid de las megaestrellas que hace sólo 15 meses se coronó como rey de Europa en Lisboa. Fíjense que no hace mucho de aquello, pero han pasado tantas cosas que parece una eternidad. Por eso me he puesto soñador e imagino un futuro mejor con nuestros jóvenes. El presente deja más dudas. En Oslo nos pitaron al final. Esperaban otro Madrid...