La alegría del año para Pol Espargaró
Hubo un tiempo en el que pensé que jamás vería a un español ganar las 8 Horas de Suzuka. Allá por mediados de los 80, para mí era una prueba de referencia, seguramente no tan conocida por la mayoría como ahora pero ya con un enorme prestigio tanto internacional como en Japón, la cuna de gran parte de las marcas de motos deportivas que allí competían. Hablo de años con victorias de nombres del lustre de Gardner, Magee, Rainey, Wimmer, Sarron, Lawson… En España la carrera no disfrutaba de excesivo seguimiento, ni siquiera parecía interesar a nuestros pilotos, entre otras cosas porque por entonces lo de las motos gordas no iba demasiado con ellos. Así que yo la seguía desde la distancia y con cierta envidia, porque me parecía un gran acontecimiento en el que no teníamos protagonismo. Por fortuna, muchas son las cosas que han cambiado a mejor en este país, incluyendo en el deporte y por supuesto en el motociclismo.
Llegaron pilotos que ya no se amedrentaban con las motos grandes, Crivillé fue campeón del mundo de 500cc y años después, en 2008, otro mundialista como Carlos Checa nos regaló el primer triunfo nacional en las 8 Horas. Ésa era la idea, no debíamos achicarnos ante ningún desafío, somos cuna de grandes campeones y por qué no ganar en Suzuka. Como lo hicimos en MotoGP o en Superbikes… La pica ya estaba puesta y ahora ha sido otro catalán, Pol Espargaró, el que ha venido a recordarnos esta capacidad de hacer posible lo que sonaba a utopía. El de Yamaha, acompañado de sus compañeros de equipo, ha demostrado en la edición 2015 que su nivel le permite aspirar a esto y a más, además de conseguir un gran éxito que le sirve como bálsamo en una temporada que no va tan bien como a él le gustaría en los grandes premios. Y su marca seguro que no olvidará que haya contribuido a doblegar al enemigo de Honda en su propia casa.