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Si ni Rafa Benítez cree que Cristiano Ronaldo es el mejor…

El débil halago a Cristiano. Rafa Benítez decidió quedarse corto en el halago a Cristiano Ronaldo, cuando fue preguntado por él: “Es difícil decir quién es mejor. Creo que Cristiano, Bale, Benzema o James están ahí y que cada uno ponga por delante al que quiera”. En los medios del club dijo que “es fundamental para nosotros”. Todo lo grande que le pueda ocurrir al Madrid de Benítez pasa por el portugués. Me parece poco inteligente no reforzar su jerarquía, como hacen en el Barça con Messi, desde Luis Enrique, pasando por Neymar y Luis Suárez.

Una luz para la cantera. La mejor noticia que podría traer Benítez al Madrid es darle un horizonte a la cantera, como dejó caer cuando fue preguntado por los fichajes. Los canteranos surgen por las crisis (el Madrid es rico) o por entrenadores valientes. Es una buena noticia que, vocacionalmente, el nuevo técnico blanco se proponga darle protagonismo a los que siempre generan más identidad con el Bernabéu y con el ADN madridista. Dar vuelo a Borja Mayoral, por ejemplo, solo tiene que ver con el atrevimiento del que se sienta en el banquillo.

El fichaje de Casilla. Un muy buen portero, que ya pasó por La Fábrica y que aún no se sabe si llega para ser el suplente de De Gea y que puede pasar por suplente o sustituto de Keylor Navas. A estas alturas, podría ser hasta titular en la primera jornada de Liga. Van Gaal es una caja de sorpresas, pero no es tonto. Venderá caro.

A propósito de Iker. Viendo su imagen sobre la bicicleta en Holanda, con el escudo del Oporto en el pecho, y su atropellada salida del Madrid, me pregunto cuándo se rompió ese hilo de confianza entre el mejor club del siglo XX y sus jugadores. Un viejo amigo siempre solía decir que hace años, en el Madrid, si Raimundo Saporta, el histórico dirigente, le decía a un chico que firmase un contrato, no necesitaba ni leerse el documento que le ponían delante. El Madrid, históricamente, siempre tuvo una faceta casi paternal, protectora para todos los que vestían esa camiseta que, con el paso de los años, se ha perdido. Ahora, la desconfianza se ha convertido en la moneda de cambio, especialmente para los que más años llevan en el club.