Gracias Andújar, Robredo y compañía
Cuando en España amanecía, Robredo andaba sacando de la pista a raquetazos a Rublev. A continuación, Andújar hacía lo mismo con Khachanov. Ambos se encontraban a más de 13.000 kilómetros de España. En Vladivostok. En los confines de Rusia. Allí no es que importe mucho el tenis, pero se trataba de ponernos las mayores dificultades posibles, sabedores de que nuestros mejores tenistas ponen enseguida cualquier excusa para no jugar la Davis. Desde que jugamos la última final en la República Checa, va a hacer ya tres años, Ferrer no ha disputado ninguna eliminatoria, y Nadal una nada más, la que se jugó en España. Tampoco, por cierto, es que haya habido muchas desde entonces. Sólo cuatro. La última en septiembre del año pasado.
El dato revela que tampoco hay que jugar tantos partidos, como argumentan quienes se quejan de lo recargado del calendario. Desde 2012, dos rondas en febrero y otras dos en septiembre. La de ahora es extraordinaria por haber bajado a segunda. Andújar, Robredo, y hoy Marc López y Marrero, nos van a sacar de ella. Al menos van a evitar que caigamos en la tercera. Gracias a estos cuatro valientes, que si se han comido el marrón, que para ellos sea también toda la gloria. En España hemos tenido, y tenemos, grandísimos jugadores, pero hay otros a los que hemos de estar muy agradecidos. En 1999, Mantilla, Clavet, Alonso y Balcells nos sacaron del infierno en Nueva Zelanda. Ahora son otros cuatro valientes a los que no vamos a olvidar.