Marc Gasol, Rafa Nadal y los futbolistas
Hay veces que los futbolistas me dan lástima. Si uno de ellos se ‘fuma’ un partido de la Selección se monta un 2 de Mayo. Pasó con Piqué hace un año, cuando se saltó un amistoso en París por una lesión que no le impidió jugar con el Barça antes incluso de ese partido. Pero Marc Gasol se borra de un Eurobasket que tiene llave olímpica y todo son palabras comprensivas. Necesita un verano. Desde su último partido en la NBA hasta que se reúna la Selección habrán pasado dos meses y medio. Un veraneo escolar. He visto a los futbolistas ir a la Confecup de Sudáfrica con cinco días de vacaciones.
Pero nada que objetar si no son futbolistas. Lo que hace ahora Marc lo hizo antes que él un par de veces su hermano Pau. Pero lo que más llama la atención es lo del tenis, donde se toma el compromiso de la Copa Davis por el pito del sereno, ya hace bastantes años. Es cierto que la Copa Davis tiene mal encaje en el calendario de la ATP, pero a cambio tiene la virtud de poner ante la tele a mucha gente que habitualmente no ve tenis. Pero los mejores se limpian una y otra vez, cuando quieren, con capitán amiguete o con capitana enemiga. Eso sí: si se alcanza la final, acuden presurosos como un solo hombre.
Ahora toca Vladivostok, que esa es otra. Nos llevan al último confín de Eurasia, a 13.828 kilómetros de Cádiz. Ya no está Gala León, ni tampoco ese presidente de cuyo nombre no quiero acordarme. Pero entre el que se casa, el que va a su boda, el lesionado y el que tiene que pensar, el escalafón ha corrido demasiado. Hubiera esperado de Nadal que fuera allí, dignificando así con ese esfuerzo el ambiente miserable en que entre todos han metido al tenis español. Llevaron sus sucias cuitas incluso a Wimbledon, que ya es el colmo. Pero no, no va. Ni pasa nada. Como Marc, él tampoco es futbolista.