El desliz de Cerezo hablando de Arda
Cuando empezó a verse como algo inminente la salida de Arda Turan hacia el Barça, un joven Atlético me decía: “¡Con eso vamos a reforzar a un rival directo!”. Pensé que, en efecto, el pasado próximo permite al aficionado atlético sentirse metido en la pelea directa con el Barça y el Madrid. Esa mirada contrasta con la de Cerezo, que dijo, con sencillez redimidora, que Arda se había ido porque prefería “jugar en un grande”. Ya sabemos lo que se entiende por grande, desde luego el Barcelona lo es, pero al decir eso, Cerezo colocaba al Atlético fuera de esa categoría, la de los cinco estrellas del fútbol.
Un aficionado más veterano se me quejaba así: “Cuando llegó Gil, el Atlético tenía una Liga menos que el Barça; y las mismas Copas de Europa, o sea, cero. Ahora mira la diferencia”. La diferencia no cuesta mirarla: el Barça tiene ahora 13 ligas más que el Atlético, y le gana por cinco a cero en Copas de Europa. Cerezo, con memoria media y larga, ve al Barça de otra forma que el aficionado joven y entusiasta, para el que lo que cuenta es el presente, o al menos el pasado próximo. El Atlético ganó la penúltima Liga (en el Camp Nou) y ese mismo curso eliminó al Barça de la Champions.
Un desliz de Cerezo, en fin. Pero al tiempo, una confirmación de que el Atlético considera al Barça a medias rival y a medias, quizá desde el subconsciente, un aliado en la eterna guerra contra el Madrid. Cuando se ha hablado, por ejemplo en el caso Agüero, de un traspaso al Madrid, casi se organiza un 2 de Mayo. Desde luego, el club, con Miguel Ángel Gil a la cabeza, fue tajante. Vender a Arda al Barça, incluso con ‘nocturnidad’, a una Gestora que no sé si está legitimada para comprarlo, no ha costado nada. Grande o no grande, el Atlético no mira al Barça como sigue mirando al Madrid.