Arda Turan en la campaña del Barça
Arda Turan ha fichado por el Barça, dejando cierta nostalgia en los atléticos y provocando una convulsión en la campaña electoral culé. Ambas cosas comprensibles. En el Atlético ha formado parte de un ciclo estupendo, redimiendo en parte con la finura de su juego el aire un tanto siderúrgico del modelo Simeone. Le ha ido bien, pero se ha cansado, y no nos debe extrañar. Ese modelo del Cholo, de pelear cada balón y cada metro hasta el último aliento, es para boinas verdes, no para violinistas. Arda Turan es violinista. Ha cumplido honorablemente estos años, pero ya no puede más.
Lo de su llegada al Barça tiene su miga, porque estamos en plena campaña electoral y el club está regido por una Comisión Gestora de hombres de línea Bartomeu. La duda es si está facultada para hacer un fichaje así. La norma le adjudica las funciones de la Junta Directiva, ‘pero limitadas a los actos necesarios e imprescindibles para el mantenimiento de las actividades del club y la protección de sus intereses’. Algo en lo que encaja mal el fichaje de Arda Turan. Se puede argumentar que Luis Enrique lo pide y que otros clubes le pretendían, pero ¿no hubiera esperado Arda Turan dos semanas al Barça?
Hubiera entendido mejor el fichaje de Pogba, porque un jugador así no lo rechazaría ningún candidato. Y aun en ese caso, y más todavía en el de Arda Turan, lo apropiado sería girar consulta con todos los candidatos. Lo que se ha hecho suena mucho a jugar a favor de Bartomeu, incluso a salvar el fiasco en el intento previo por Pogba. Arda Turan es muy buen jugador, pero justifica mal una presentación en plena campaña. Laporta, con habilidad, ha sido comedido en su crítica. Benedito ha sobreactuado. Pero más allá de reacciones, en el fichaje flota el tufo de algo mal hecho que puede volverse contra Bartomeu.