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Las siete vidas de Robinho, que vuelve a ser el alma de Brasil

Quién se lo iba a imaginar. Robinho vuelve a ser la referencia de la selección brasileña. Coincidencias del destino (o no), lo vuelve a ser —ahora con 31 años— en la misma ciudad donde comenzó a ganar fama de jugador poco serio y profesional cuando tenía sólo 19 años. El delantero del Santos llegó a Concepción, sur de Chile, como la joven estrella de Brasil para el preolímpico de 2004. Campeón de la liga brasileña y llamado el Rey de la Bicicleta por la prensa, marcó tres goles en cuatro partidos disputados en la ciudad. Pero Brasil cayó y no logró clasificarse para los Juegos de Atenas. Robinho, con su estilo disoluto y bromista, salió como el gran culpable de una selección que fracasó por su presuntuosidad.

Rey de América. Tres años después, el mismo Dunga que ahora le rescata fue el que volvió a confiarle el papel de protagonista de la canarinha. La Copa América de 2007, en Venezuela, era el primer torneo oficial de Dunga, que había asumido el mando de Brasil tras la derrota en cuartos en el Mundial de 2006. Las estrellas del equipo, Kaká y Ronaldinho, pidieron no jugar la competición y eso abrió espacio al entonces joven extremo del Real Madrid, que había sido suplente en Alemania. Robinho aprovechó bien la oportunidad y fue el alma del equipo que salió campeón tras vencer 3-0 a la Argentina de Messi, Tévez, Mascherano y Riquelme en la final. Con seis tantos, Robinho fue máximo goleador y mejor jugador del torneo.

Resurrección. El regreso de Dunga a la selección fue fundamental para que el veterano volviera a vestir la amarelinha. Los mejores momentos del entrenador en su primer periodo con Brasil fueron con Robinho como referencia. El capitán del tetracampeón confía en el delantero del Santos, que superó la mala racha en el Real Madrid y Manchester City y fue la gran estrella de la selección en la Copa América de 2007 y el mejor jugador del equipo en las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica.

Líder. Robinho resucitó su carrera tras volver al Santos el año pasado y desde entonces es uno de los jugadores más destacados del fútbol brasileño. Ahora veterano, con gafas de pasta y una actitud más madura y segura, Robinho vuelve a la ciudad que le estigmatizó de manera negativa como el líder de una plantilla que perdió a su mejor jugador. Ante Venezuela, fue el mejor en el campo y expresó su opinión: “Neymar es muy bueno, pero somos Brasil y no podemos depender sólo de un jugador”.