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Cuando la perfección sí existe

En este histórico poker hay muchas verdades y ningún farol. Hay que remontarse a los tiempos de don Pedro Ferrándiz para recordar un curso tan espectacular. Cuatro de cuatro. Matrícula de Honor en todas las asignaturas del curso: 3-0 al Barça en la final de la Liga ACB, paliza al Olympiacos en la final de la Euroliga, triunfo trabajado y meritorio ante los azulgrana en la final de Copa y nueva paliza a los culés en la Supercopa de España. Cuatro títulos que dibujan la perfección del Madrid de Pablo Laso. Con el vitoriano sí existe. La normalidad por bandera. Decisiones coherentes y justas. Rotaciones equilibradas, tanto que su segunda línea de combate (Nocioni, Maciulis, Carroll y Slaughter) es la que ayer aupó al equipo en el Palau cuando parecía que el asunto se podía retrasar hasta este viernes. El Madrid ha ganado con contundencia y ha aplastado al Barça con un ejercicio de superioridad de los que dejan huella en todos los aficionados...

Hace un año, el Barça gozó tumbando al Madrid en el Palau y a Laso le expulsaron los árbitros con una descalificante por protestar. Se fue en silla de ruedas y muchos se mofaron de él. Ha sabido esperar su momento para responder, justo en el mismo escenario. El que ayer acabó en silla de ruedas fue su rival, desquiciado por la superioridad del gigante blanco, al que no sabe como meter mano. Tomic es la imagen de la impotencia del fracaso de ese proyecto. En el Madrid hay 13 héroes (incluido el becario Doncic), posee la mejor cantera de España (¡lo ha ganado todo!) y cuenta con un núcleo nacional que habla en primera persona (Reyes, Rudy, el Chacho y Llull). Este último fue el MVP y en la NBA hacen cola para ficharle. Ahora que ha ganado todo, parece difícil evitar que haga las Américas. Pero a Llull lo que le pone es el Madrid. Me lo dijo un día en el Donostiarra: “Tomás, la verdadera NBA es el Madrid”. ¡Crack!