Arda y el color de su camiseta
Arda quiere irse del Atlético. Otra vez, igual que en diciembre de 2012, aunque sin tanta ofensa al escudo en la declaración. Hoy habla por boca del agente y aún está a tiempo de la rectificación (como ocurrió entonces), pero el mensaje es el mismo. Igual es una forma de medir el interés real de sus jefes. O una amenaza de libro, arma de negociación. En todo caso, es el Atlético, un privilegio. Si un jugador se quiere ir (siempre y cuando el destino no lleve implícito un insulto a la camiseta), puertas abiertas. Un precio justo y a otra cosa, que ya aparecerá un sustituto.
Como dijo el Cholo, intocables, Koke, Godín y poco más. Arda ha dado mucho al Atlético, irreverencia, genialidad y virtuosismo con el balón, grandeza. Pero el Atlético le ha dado mucho más, el club siempre por encima de la individualidad. Y luego está la maldición de los que huyen: cuesta encontrar un caso en que el fugado haya encontrado lejos del Calderón la felicidad que le prometen los usureros. Pase lo que pase, eso sí, Arda no vestirá ya la camiseta del Atlético. Ni quedándose. Nike se ha empeñado en que sea otra, con los colores de Osasuna en la espalda. Y esas agresiones sí que tocan las narices.