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Sin Neymar, Brasil tuvo buen fútbol combinativo

Sin Neymar, Brasil jugó mejor, ésa es la realidad. Ni por asomo esto quiere decir que Brasil no necesite a Neymar, por supuesto. Neymar es tan imprescindible para que su selección alcance el máximo nivel como que los brasileños aprendan a no ser tan dependientes de él, así de sencillo. El partido contra Venezuela lo dejó claro. La necesidad apretaba más que nunca a la canarinha. El fantasma del fracaso del Mundial, la selección con peor historial de Sudamérica enfrente y su estrella en la grada. Y Brasil rompió a jugar.

Mourinho ha perfeccionado a Willian desde que llegó al Chelsea, pero dio gusto recordar al Willian del Shakthar, con más libertad, más cerca del balón. Willian fue el mejor de Brasil y junto a él se asociaron en corto Robinho y en menor medida Coutinho. Venezuela no tuvo respuesta hasta que Dunga rompió el juguete y, con la excusa de dar descanso a los más creativos, metió centrales por todos lados.

El fútbol brasileño ha sucumbido a menudo con técnicos del perfil de Dunga y, sin embargo, nadie se atreve a cambiar el estilo. Coutinho en 1978, Scolari en 2014 o el propio Dunga en 2010 fracasaron, pero en Brasil siguen insistiendo en el mismo perfil. Tal vez otra debacle ante Paraguay como en la última Copa América con Mano Menezes provoque el cambio que desde hace años pide un mito como Tostao. Claro que su Brasil coral de 1970 es irrepetible. Y sin delantero centro puro al estilo Firmino.