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La película de la FIFA que querríamos ver

United Passions’, una película hagiográfica sobre los 111 años de la FIFA y su presidente actual, Blatter, está teniendo unas taquillas irrisorias allá donde se estrena. No me extraña. El fútbol no se consume así, sino sobre césped y con el balón por medio. El fracaso me recuerda un poco al que tuvo el Madrid con su ‘Real, The Movie’, iniciativa grandilocuente de la primera época del florentinato. Roncero me confesó en su día que cuando fue al cine a verla, cargado de entusiasmo, se encontró solo en la sala. El acomodador le miró mal. Si no es por él, se hubiera podido tomar la tarde libre.

Quizá la película buena de la FIFA esté por hacer, pero con lo que está ocurriendo ahora. En el reparto no habría que buscar sólo un Blatter, sino un Obama, un Putin, un Cameron, una Merkel, un Hollande y hasta un Príncipe Guillermo, además de algunos qatarís, alguien que haga del despistado Villar y otro para el enigmático Platini. Arrancaría con el obeso mórbido Chuck Blazer (200 kilos en la báscula, no sé cuántos en los bancos) atrapando en su llavero-balón-grabadora las pruebas contra los Warner, Leoz y demás. Seguro que ya hay por ahí algún productor avispado planteándose el proyecto.

Entre tanto, Blatter sigue con el casco puesto, ansiando que el bombardeo pase de largo. Para lo que le pueda venir ha contratado como abogado al que llevó el pleito de la esposa de Tiger Woods contra este, y con éxito, porque le levantó cien millones de dólares. Pero no es lo mismo enfrentarse a Tiger Woods que a lo que a Blatter se le viene encima. Más tranquilidad aparenta Villar hijo, de nombre Gorka, director general de la CONMEBOL, que asume la defensa de José María Marín, octogenario presidente de la CBF, uno de los detenidos en la redada de Zúrich. Gorka Villar está embarcado del todo en el lío.