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Los 107 goles con los que asusta Argentina y lo mal que pinta Chile

Los goles de Argentina. Si el fútbol es gol, no hay debate: Argentina ganará la Copa América. Sumen: Messi, 43; el Kun, 26; Tévez, 20; Higuaín, 18. Y eso sólo en sus respectivas ligas, sin añadir la producción realizadora en Champions y otras copas, tampoco los tres tantos con los que Agüero confirmó el sábado ante Bolivia que llega con la bota caliente. Sólo esos cuatro delanteros llegan con más goles en la maleta que los 23 integrantes juntos de cada una de las restantes selecciones. Asustan. Y todavía podría presentar la albiceleste las 22 anotaciones de Icardi, capocannoniere del Calcio, pero un asunto de cama le tiene restringido el acceso.

Falcao y el Chelsea. Y si hablamos de goles, imposible no referirse a Falcao, perdón por la insistencia. El sábado, tras su diana ante Costa Rica, el exmelenudo delantero llegó a la cifra de 25 y se elevó como el máximo realizador de todos los tiempos de Colombia. Pero ni esa conquista llama tanto la atención como el nuevo lugar en el que va a sonar fuerte el ‘Radamel te quiero”. Mendes ya ha decidido, según cuentan íntimos del delantero desde Bogotá: se lo lleva con Diego Costa al Chelsea de Mou.

El mordisco más caro. Es por gol precisamente por lo que llora a estas horas la Copa América, sobre todo Uruguay. Por el que echará de menos, el que genera el talento infinito de Luis Suárez y que los organismos sancionadores le han arrebatado. En la Copa América posiblemente más atractiva de la historia a nivel individual, la pérdida del Caníbal es mucho más que un golpe bajo. Y además cuesta comprenderlo. Sin dejar de repudiar el mordisco que lo llevó al calabozo, suena desproporcionado y absurdo que un año después, al tiempo que lleva meses jugando como si nada con otra camiseta, aún esté pagando esa culpa.

Chile a la baja. El anfitrión, que se veía favorito hace un mes, ya no transmite confianza. Su entrenador está de los nervios, aquejado de ese pánico previo a la competición tan característico de la España antes de Luis: ve espías por todos lados, corrige cada diez minutos sus decisiones, cede ante los jugadores, desconcierta. Los futbolistas sufren un insoportable ataque de divismo, además consentido. Y el fútbol no funciona, le falta gol. El 1-0 ante El Salvador sepultó los ánimos. Chile pinta mal.