Messi y el Barça han abierto otro ciclo
El Barça abre un nuevo ciclo. Ya no es el tiqui-taca, ya se va Xavi, nunca juegan juntos él e Iniesta. Este Barça juega de otra manera, sin masticar tanto la jugada, sin sacar del partido al rival, pero vuelve a ganar a lo grande. Messi se retrasa, inicia muchas jugadas, acaba otras, en general todo se mueve con más dinámica y resulta más imprevisible. A mí me gustó muchísimo aquello, me gusta también esto. Y confieso que no esperaba esta reconstrucción flamante, por otro camino, con este Messi regresado, con un juego más maduro, después de largos meses de extraña ausencia. Otra vez un gran Barça.
Con Messi por delante, por supuesto. Ayer salió Balenziaga a marcarle tipo Gentile a Maradona. Recordé lo que me dijo hace tiempo Santi Giménez. “Enfadado, Messi es más peligroso”. Lo estaba pensando cuando pegó una arrancada maradoniana y marcó el primer gol. El primer gol vale por tres, dicen los clásicos. La final siguió su desarrollo, pero ya estaba marcada. Luego, Neymar, luego otra vez Messi, a pase de un Alves que sigue en buen uso, finalmente Williams, que dejó el marcador en un 3-1 honorable. El Athletic tampoco merecía un resultado lacerante. Hizo lo suyo, fue indesmayable.
Me desagradó la reacción a la ‘lambretta’ de Neymar. No vi ofensa, como no la veía en Djalminha, que tanto la practicó. Vi un recurso para desbordar a un rival, sólo eso. Descontada esa reacción, el Athletic estuvo digno, cumplió con su afición, que viajó ilusionada en busca de un imposible. Pero este Barça es inabordable para el Athletic. Xavi levantó la Copa, una copa más y esa queda como su última escena en el Camp Nou. Este Barça está para el triplete que luego podrá duplicar en sextete. Un gran Barça, un Athletic digno, una gran final ensuciada por el prólogo odioso de una pita que traerá cola.