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De la Décima al décimo entrenador

Florentino explicó poco, lo explicó mal y encima recurrió a los males de otros. Donde dijo que el Real Madrid necesitaba un nuevo impulso, quiso decir en realidad que vive del impulso, en particular de sus impulsos o de sus ventoleras, como las llama Relaño, que no hay palabra que defina mejor el plan deportivo del Real Madrid. Esta última ventolera ha abocado al club blanco a un nuevo esperpento, destituir al técnico que hace justo un año alzaba La Décima, sin dejarle ni siquiera acabar su contrato. Lo grave no es pasar un año en blanco, sino vivir en la improvisación deportiva, sin una idea, sin un proyecto, tirando de billetera y alardeando de club más rico del mundo. Hay intangibles en el fútbol que no se pagan con dinero. Por eso, el presidente del Madrid ha tropezado tantas veces con la misma piedra. Casi es una metáfora que la próxima semana Florentino presente a su décimo entrenador.

En realidad le importa un bledo que sus seguidores quieran a Ancelotti y que sus jugadores le apoyen es, para él, el mayor indicio de la autocomplacencia. Como esos gestores antiguos que creen que la productividad nace del mal rollo entre el personal. Por eso, no llama a los capitanes para informarles de que se carga a su entrenador. En el no plan del presidente del Madrid, después del poli bueno, ahora toca el poli malo. Benítez es un gran técnico, pero tendrá un reto descomunal. Un obseso del equilibrio en el centro de la galaxia y con Cristiano cabreado…