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Arrivederci, Ancelotti

Sin Modric no había plan. Bueno sí: unas veces Ramos perdido en el medio, otras veces Illarramendi de urgencia, otras Kroos solito y siempre dependiendo de lo que pudieran hacer los de arriba. El Madrid lleva jugando a empujones desde que acabó aquella maravilla que vivimos las semanas en las que la lesión de Bale permitió equilibrar el equipo al mando de Modric. Luego, con la lesión del croata y la vuelta al 4-3-3 todo se fue al traste. El Madrid no ha controlado nunca los partidos y ha vivido de impulsos. Más allá de alguna goleada sobrevalorada, el equipo lleva meses con el agua al cuello, recibiendo muchos goles y sacando los resultados a empellones. A punto de caer en Vigo, en Sevilla, con el Valencia, con el Schalke e incluso con el timorato Atleti. Sin un plan claro y exhausto por la nula dosificación de la plantilla, el Madrid llegó con la lengua fuera al final, agotado, como el prestigio de Ancelotti. El experimento Ramos le ha retratado. Imaginar otra temporada con Carletto da mucha pereza. El equipo necesita sangre fresca en el banco, un técnico con vigor, capaz incluso de resistir las sugerencias de arriba y que, por ejemplo, se atreva a poner a Bale en la izquierda y a Cristiano en el área.

La paz de Múnich. Con la nueva humillación del Bayern al descanso del partido de vuelta, Guardiola abordó a Messi camino de los vestuarios y le hizo una carantoña. La risa de Leo marcó el final de su furia y en la segunda parte el Barça se dejó ir. Dio la sensación que no quisieron echar más sal en la herida de Pep, que ya tiene una buena costura. El Barça del Tridente está a punto de consagrarse como el equipo con la mejor delantera de la era moderna. Los números de Messi, Neymar y Luis Suárez van a llenar páginas y, por ahora, sin celos ni envidias entre ellos.

Orgullo atlético. Tras haberse desinflado las últimas semanas, el Cholismo se despide de su parroquia con la oportunidad de lanzar un mensaje: seguimos aquí y no nos vamos a ir. Ante el Barça los colchoneros tienen la oportunidad de asegurarse el tercer puesto y ofrecer a sus hinchas un regalo de despedida, plantando cara al equipo que lo puede ganar todo y demostrando que no se ha esfumado el adn competitivo que le llevó el año pasado a la gloria. Es el último esfuerzo que seguro les va a pedir Simeone a sus jugadores. Pero con Torres, Cholo, no te equivoques otra vez.

La huelga fantasma. Hay fútbol, como no podía ser de otra manera. Este esperpento ha sido una broma más en el largo trayecto chapucero en el que se mueven los dirigentes del fútbol español. ¿Qué pecado hemos cometido para que, desde que tenemos uso de razón, haya siempre personajes y personajillos dirigiendo este deporte? Es un castigo divino. Hasta el próximo sainete, que no tardará mucho, disfrutemos de esta gran jornada en Carrusel.