El Barcelona del tridente

Ya es una marca. El pegamento ha funcionado. La dinámica de juego entre los tres delanteros del Barça funciona, está engrasada y fluye. Y no era fácil. Alrededor de Leo Messi ha habido otros que no encontraron su sitio, inadaptados que terminaron apagados por la onda expansiva del argentino. Para triunfar en este Barça había que jugar con Messi, y lo de jugar está dicho en el más amplio sentido del término, integrarse en su ecosistema, adaptarse a su forma de entender el fútbol. Neymar y Luis Suárez lo han conseguido. El brasileño, naciendo al fútbol europeo y con ese aire de felicidad que desprende siempre, lo ha tenido relativamente fácil. Se ha dejado llevar. El uruguayo, en cambio, ha tenido que cambiar a marchas forzadas su juego de los últimos años, dejando de ser el referente, actuando de subalterno, picando piedra en cada desmarque sin premio. El tiempo, la rutina del juego y la costumbre les han llevado a entender el tiempo y el espacio de Leo, a saber cuándo y dónde tienen que acelerar o frenar para encontrarle. Messi, que por otra parte es ahora mejor futbolista que hace unos años, también disfruta aportando con su magia al lucimiento de sus dos compañeros. Hay feeling, se nota. Ahora mismo no hay delantera en el fútbol mundial más temida que la del Barça.

Pep, de los nervios. Yo también lo estaría. Con el Bayern afectado por las lesiones y sin terminar de encontrar regularidad en el juego, no es buen momento para volver a casa. Puede que otro equipo en horas bajas se planteara salir a protegerse en el Camp Nou, pero Guardiola no puede hacer eso, sería renunciar a su ideología. Pep se sabe muy expuesto en la semifinal y si se lleva un repaso de sus chavales perderá aura. En el partido de la copa alemana ante el Borussia ya perdió el oremus.

El Sevilla o la prueba del algodón. El Sevilla no engaña. Para ganar al equipo de Emery tienes que estar muy bien, no vale con ir aseado y cumplir. Para salir vencedor del Pizjuán el Madrid tendrá que estar certero arriba y seguro atrás. Carletto medita la solución Ramos para la batalla en el centro, una prueba más de que no las tiene todas consigo. Llega la hora de que Cristiano afine su puntería y se deje de gestos y malas caritas. En Sevilla, y más tras el pinchazo del Valencia, huelen cerca la Champions y esa ilusión les tiene como locos. Un equipo con mandíbula de hierro que se levanta con cada golpe que recibe y vuelve a la carga. Partidazo en Carrusel.

El gol de Torres. Con el Atlético grogui en Villarreal, apareció una carrera de Torres para salvar el partido. Zancada poderosa, lo que siempre ha tenido, frenazo justo y gol salvador. Los atléticos, tras celebrarlo, volvieron a preguntarse por qué Simeone no le puso ni un minuto en el Bernabéu en Champions.