Ser segundo no vale
Entiendo que Alonso necesitaba una nueva motivación y por eso se marchó de Ferrari. Él quería ganar y en la ‘Scuderia’ no parecen en disposición de hacerlo a pesar de su mejoría. A veces en la vida para dar dos pasos adelante hay que dar uno atrás y en ello se encuentran McLaren y Alonso.
Sorprendente. “Es la primera vez que doy más de 22 vueltas con este coche. Al fin he podido dar 56, no muy rápido, pero bueno hemos acabado la carrera con los dos coches, hay muchos datos para analizar y entender mejor el monoplaza”. Todo esto dicho por un Alonso sonriente y aparentemente satisfecho tras terminar 12º en China. Yo no podía menos que llevarme las manos a la cabeza y gritar a los compañeros que tenía conmigo en el plató siguiendo la carrera: ‘¿pero cómo puede estar contento? ¿cómo puede estar tan tranquilo? ¿ése que está ahí es Alonso?’.
Confianza. Pues sí, es el mismo y el auténtico piloto asturiano que se enfrenta a su peor arranque de temporada de su carrera en la F-1. Peor que el de Minardi donde terminó 12º en Australia, 13º en Malaisia y abandonó en Brasil. Sí, es el mismo, pero más maduro, consecuente con su decisión y lleno de una virtud que a mí me escasea: la paciencia. Pero afortunadamente sé escuchar y gracias a eso he podido entender su fe ciega (o no tan ciega) en el proyecto McLaren-Honda, no sin ciertas dificultades.
Sólo vencer. Entiendo que Alonso necesitaba una nueva motivación y por eso se marchó de Ferrari tras cinco años peleándose con un coche que estaba muy por debajo de los resultados que él obtenía. Se llevó tres subcampeonatos, pero como él dice cuando le preguntan por si se arrepiente de haberse marchado justo el año en el que han resucitado: “Yo no quiero ser segundo, yo quiero ganar”. En Ferrari aún con su mejoría no parece que estén en disposición de conseguirlo, y en McLaren Honda cree estar seguro de que podrá hacerlo.
Visión de futuro. Pero es un proyecto que necesita tiempo, quizás más del que se pensaba porque ahora, como ellos dicen, están en fase de test de pretemporada. Y la razón, un proyecto ambicioso, arriesgado, novedoso que está costando poner en marcha. Pero en el riesgo está la clave para intentar pelear por el Mundial en 2016. De haber sido más conservadores, hablaríamos de un plazo de 4 ó 5 años para volver a lo más alto. A veces en la vida para dar dos pasos adelante, hay que dar uno atrás. Y aquí se encuentran McLaren y Fernando.
Juntos. A mí me sigue chocando esa satisfacción por objetivos tan pobres como “terminar una carrera de F-1” (aunque sean últimos como en Australia), pero alabo la actitud madura con la que lo afrontan, sin que haya habido salidas de tono, ni mensaje de pesimismo, ni una contestación mal sonante. El equipo está unido y como dice el refrán: ‘La unión hace la fuerza’.
Antítesis. Todo lo contrario de lo que sucede en Mercedes donde a pesar del éxito, se ha abierto una nueva guerra civil entre sus pilotos; o la mala relación en Red Bull; o la frustración y falta de motivación que ya expresa Sergio Pérez por ese Force India poco competitivo.
Convertida. Si un piloto como Alonso no hace caso a las críticas de la prensa que cuestionan su decisión, si no da importancia a verse doblado por un coche rojo conducido por su archienemigo Vettel... Si nada de esto le perturba y si aún así sigue creyendo en este proyecto, ¿por qué no voy a hacerlo yo?